jueves, 13 de diciembre de 2012

[Review] Dishonored: la venganza se sirve con sigilo

Bethesada da en el clavo mezclando sigilo, acción y un diseño artístico y de niveles absolutamente genial para crear uno de los juegos del año.

En esta generación hemos visto como ciertos géneros se han refinado, como los shooters, pero "sorpresas" han llegado más bien pocas. Aunque si varios talentos se alían en una misma compañía, algo grande puede surgir. Y eso es algo que ha pasado en Arkane Studios, donde han coincidido responsables de Bioshock 2, Deux Ex o Half-Life 2, y que con su cuarto juego han rozado la excelencia... Pero vamos por partes. La historia se desarrolla en la ciudad de Dunwall, una especie de Londres de finales del XIX con un toque steam-punk, asolada por una plaga de ratas. Nuestro protagonista, Corvo, es el Lord Protector (guardaespaldas) de la emperatriz Jassamine, que es asesinada delante nuestro. El muerto, como era de esperar, nos cae a nosotros, así que tenemos que demostrar nuestra inocencia y dar con los culpables.

Corvo cuanta con armas letales para ir a saco: nuestra espada, virotes incendiarios, un revólver, granadas o una especie de minas de proximidad, llamadas espirales cortantes.
No es uno de esos juegos de sigilo donde los combates resultan infumables. Cmo shooter, al margen del sigilo, también cumple.
Pero si queremos pasar desapercibidos, podemos usar armas no letales que dejan dormidos a nuestros enemigos, como los virotes analgésicos o nuestras propias manos, por ejemplo.

Y, además, gracias al Forastero, un misterioro personaje, nos hacemos con incríbles poderes que nos convierten en una sombra a la que nadie puede detener. En total disponemos de 6: Ráfaga, un viento que rompe puertas y lanza a los enemigos por los aires; Ataque Voraz, que invoca un grupo de ratas; Ralentí, que detiene el tiempo; Posesión, para poseer animales y personas; Guiño, que nos teletransporta en pequeñas distancias y Visión Tenebrosa, para ver a través de las paredes. 
La Visión Tenebrosa nos muestra a los enemigos y objetos cercanos a través de las paredes, incluso su campo de visión.
Mezclar las distintas habilidades es la auténtica salsa de Dishonored. Por ejemplo, vemos a un enemigo a través de una pared, escalamos a un tejado usando guiño, paramos el tiempo para que no nos pille, le asesinamos por la espada e invocamos un grupo de ratas para que devoren el cadáver y otros guardas no se alerten. Es sólo un ejemplo pero hay decenas de combinaciones posibles y podremos ponerlas en práctica en las misiones que nos encargue el grupo de conspiradores leales a la emperatriz, un grupo que actúa a modo de resistencia contra el nuevo gobernante Dunwall, el Lord Regente. Esta resistencia además nos ayuda mejorando nuestro arsenal (gracias a Pietro, el científico del grupo) y en su guarida podemos descansar.
La ciuda de Dunwall. El diseño de niveles es de lo mejor que se ha visto en años. Todo está ahí por alguna razón, no por decorar.
Muchos juegos prometen una enorme libertad, exploración libre y demás, pero sólo unos pocos elegidos son capaces de ofrecer libertad jugable. El Dishonored no podemos elegir el orden las misiones, ni jugamos en  una ciudad abierta, pero sí que podemos escoger cómo llegar a nuestro objetivo y cómo acabar con él. Incluso podemos acabar el juego sin matar a un solo personaje, algo nada fácil de conseguir (es uno de los trofeos). De hecho, al terminar cada misión nos evalúan el nivel de caos que hemos provocado, despertando alarmas y asesinando a gente, lo que determina qué final de los 3 disponibles veremos al terminar el juego y el número de afligidos y de ratas que deambulan por la ciudad.

Podemos asesinar a nuestro objetivo sin más o currárnoslo un poco y realizar tareas secundarias para que l "pobre diablo" siga vivito y coleando pero apartado del "mundanal ruido" como esclavo en una mina, en manos de un admirador chiflado que promete "cuitarle" y muchas más, que no os quiero adelantar.
La acción siempre es explícita: si hay que mostrar un cuello cortado o una cabeza reventada, no se oculta.
Más importante que esta libertad para acabar las misiones es el diseño de la ciudad de Dunwall, un elemento tan crucial para el juego como lo fue Ciudad 17 para Half-Life 2.

Nuestro objetivo siempre está señalado, aunque la gracias está en cómo llegamos hasta él. Por ejemplo, para colarnos en el burdel Golden Cat, donde nos espera otro infeliz, podemos derribar la puerta usando ráfaga, poseer a un pez y entrar por los deasgües del baño, convertirnos en rata y entrar por la alcantarilla... El abanico de posibilidades es realmente grande y siempre descubrirás nuevos caminos y opciones al rejugar una misión.

Tampoco podemos olvidar las habilidades de Corvo, como Asesino de la Sombra, que convierte a nuestros enemigos en cenizas (con lo que no hay cadáver que pueda ser descubierto) o Sanguinario, que nos sirve para entrar en uan especie de modo furia en el que podemos acabar con varios contrincantes a la vez. Todas, y también los mencionados poderes, se pueden mejorar usando las runas repartidas por los escenarios, pero eso no es todo. También hay 40 talismanes de hueso, que nos otorgan mejoras como sufrir menos daño de las ratas, hacer menos ruido al correr... Aunque solo podemos tener activadas 6 de ellas.
El diseño artítstico recuerda a juegos como Bioshock, aunque tiene su propia personalidad que lo hace único.
Ante semejante muestra de poderío, lo lógico sería pensar que Corvo es casi invencible y que el juego es facilón, ¿no? Pues no, ya que el coste de maná y la duración de cada poder está muy bien equilibrado, lo que evita que podamos avanzar de posesión en posesión hasta nuestro objetivo, por ejemplo. Además, nuestro héroe no es más resistente que sus enemigos, por lo que una pelea contra más de 2 guardas puede ser nuestro fin.

Dishonored es un juegazo. Después de terminar sus 9 misiones en unas 12 horas de juego (que pueden las 20 si lo hacemos con sigilo y recogiendo todos los recretos y coleccionales) nos quedamos con ganas de más, de mucho más. 

Técnicamente es "normalito", aunque tiene un diseño artístico y de niveles que me tiene enamorado. La banda sonora acompaña a la perfección y el sensacional doblaje al castellano termina de redondear la experiencia.
Los Afligidos o infectados por la peste se comportan de manera agresiva y tratan de contagiarnos la enfermedad a toda costa.
Una vez entrar en la ciudad de Dunwall lo haces con todas las consecuencias, la inmersión en su universo es total y ya no querrás jugar a nada que no esté tan bien diseñado. 

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